jueves, 22 de octubre de 2015

Limpieza

Hoy mientras estaba limpiando mi habitación me di cuenta que a veces no es sólo la habitación la que necesita limpieza, a veces es nuestro alma la que también necesita una.
Pasamos el día llenando nuestra cabeza de pensamientos y sentimientos, y hay cosas que se quedan allí por eones y no vuelven a ser tocadas, sólo llenan espacio necesario para poder meter algo nuevo y más bonito.
Hay que limpiar el polvo de los recuerdos y ordenar el desorden de los sentimientos, para así saber lo que sobra y lo que aún es bueno, lo que necesita una limpieza o un lavado o lo que hay que abandonar por que o se nos ha quedado pequeño y nos liga al pasado o está roto y lo arrastramos con el tiempo con la esperanza de que volverá a funcionar sólo por que en un momento de nuestra vida fue importante para nosotros.
Si un ordenador esta estropeado le cambias la pieza que anda mal o lo tiras si no tiene arreglo ¿por qué entonces arrastrar pensamientos destructivos en nuestra vida cuando los puedes renovar, cambiar o tirar? Cambia la pieza que falla, ¡cambia el chip!
Hay que renovar el armario de las cogniciones, pero ¿cómo lo harás si tienes todavía ropa que te queda pequeña? Si te la llegaras a poner esa ropa seguro que te viene pequeña y te aprieta no dejándote respirar entonces ¿por qué guardar las creencias erróneas que con el tiempo se han convertido en distorsiones cognitivas?, que lo único que hacen es apretarte impidiéndote ver más allá de ellas, que en cuanto te deshaces de ellas acabarás renovándote el armario cognitivo con nuevas sensaciones impresiones y cogniciones más sanas que te permitirán respirar y sentir el mundo desde una perspectiva nueva.
A veces simplemente hay que deshacerse de lo que sobra para hacer espacio a algo nuevo, más bonito y que quizás sea más útil.


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