lunes, 1 de febrero de 2016

ganar a los demonios interiores depende de mi

Poco a poco voy descuartizando los demonios del pasado.
Van desvaneciéndose como las fantasmas que son al ver los rayos del sol.
El abrirme poco a poco a lo nuevo es realmente difícil.
El dolor del pasado sigue allí y sigue martirizándome en los momentos en los que debería ver las cosas de manera más positiva.
Sigo teniendo expectativas negativas con respecto al amor pero me estoy dando cuenta que eso no me permite avanzar. Permanecer estancada en el pasado es ya un crédito que no voy a permitirle a todo lo malo que me ha pasado hasta ahora.
Pues dejar las cosas malas en el pasado, allí donde es su lugar, es algo que uno debe hacer para poder seguir adelante, para poder amar y permitir ser amado. Con la persona que estás conociendo ahora o tal vez con otra, pero tener el corazón dispuesto al cambio es algo importante.
Es difícil matar los miedos del pasado esos miedos que se han ido agrupando al rededor de mi corazón y que han ido alimentándose poco a poco de mi. Esos demonios que han ido creciendo con cada nuevo golpe que la vida me ha dado. Esos demonios que no me dejan pensar con la mente clara aunque es lo que más necesito.
Pero ahora tomándome mi tiempo los voy destrozando.
Voy recobrando la confianza en mi misma, tal vez me quiero un poco más a mi misma, quiero más el mundo y quiero más la vida.
Todavía falta una gran batalla, pero soy consciente de que podré ganar.
Al fin y al cabo es mi felicidad la que está en juego.
Quiero ser capaz de sonreír libremente día a día.
Sonreír por que me amo  a mi misma y amo la vida, y tal vez también sonreírle con amor a alguien que se habrá ganado mi corazón.
Soy consciente que ahora estoy poniendo barreras por el simple hecho de que anteriormente me ha salido mal, que no quiero que nadie alcance a ver mi fragilidad, y ese dolor que está carcomiendo desde dentro mi corazón. Pero también sé que hoy es menos que hace un mes.
Hoy elijo cambiar. Hace días que empecé la lucha, y no sé quién ganará pero desde luego si fuera a hacer una predicción digo que la que gane seré yo.
Pues todo ello me está haciendo más fuerte, más valiente y menos rota.
Suelen decir que "ningún mal dura cien años pues no hay cuerpo que lo aguante", pero a veces nos encontramos que nos acostumbramos a ese mal y llega a hacer parte de nuestro día a día, llega a hacer parte de nosotros.
Sólo cuando estás capaz de darte cuenta que ese mal no eres tu no es parte de ti y que tu eres mucho más, sólo entonces podrás empezar la lucha.
Y sólo podrás acabar la lucha cuando te has desacostumbrado a ese mal y estas volviendo a ser la persona que deberías haber sido desde el principio, tu.

No hay comentarios:

Publicar un comentario